Desde mi patio
Pintando una foto
Primera parte: El novio
Jorge Giraldo, Jorge photo studio
Teaneck, Bergen County, NJ.
Cuando mostré esta foto, un amigo expresó:
¡Huy que suerte haber capturado ese momento!
- “No mi amigo, nada de suerte, le dije, número uno, no creo en ella, y segundo, dedicarle casi dos semanas de cacería sería muy difícil llamarle suerte”.
- ¿Dos semanas?, ¿cómo es eso? Me lo vas a tener que contar…
- ¿Tienes tiempo? Son dos semanas de historia.
-Tengo tiempo, pero puedes resumirlo ¿cierto?
-Si claro.
-Quiero oír esa historia…al calor y duración de un tinto.
Tomando una taza de agua comencé a preparar un café bien cargado. Mi nieto de ocho años acotó:
-“Mi abuelo sabe dibujar los pájaros con su cámara”.
Debo aclarar que su español no es tan fluido y tal vez quiso decir que “sabia tomar fotos” pero mi amigo lo entendió como si se hubiera hecho algún arreglo fotográfico en el revelado digital, los tres sonreímos y su padre, mi hijo, se rió a carcajadas, sería necio tratar de aclararle al amigo que no era así, nos desviaría del tema y el interés era “la cacería”. El café ya esparcía su fragancia avisando que ya era tiempo de servirlo y comenzar nuestra historia.
Primero entremos en contexto, comenzaba la primavera del 2020 y con ella el confinamiento por cuarentena, ya, desde hacía unos pocos días se escuchaba el trinar de los pájaros con mayor insistencia, como tenemos un alimentador de pájaros en mi patio desde hace varios años, es común que sean más escandalosas sus visitas, y la de este cardenal del norte no fue la excepción, desde los primeros días primaverales se le escuchaba su trino todas las mañanas con mucha fuerza, lo vi y lo fotografié varias veces en los árboles circundantes a mi casa, era fascinante escucharlo, repetidamente venía a comer en mi patio; tratar de tomarle una foto allí no era fácil porque es muy nervioso, casi siempre comía en el suelo y al menor signo de amenaza vuela, sin embargo caló en mi mente la idea de una foto diferente, como lo dije, pues ya tenía varias fotos en las ramas de los árboles, que se adornaban con los brotes tiernos de sus hojas con colores primaverales, esas mismas fotos también las había visto a otros fotógrafos; todas las mañanas lo veía llegar, y ya le conocía su canto, que es tan bello como él mismo.
Próximo capítulo, la novia
PORTFOLIO
El novio, esta no es la foto final
Jorge Giraldo, Jorge Photo Studio